Hoy en día, las billeteras digitales son los instrumentos de pago digitales con mayor aceleración. En esta publicación, abordaremos está impulsando su popularidad, los riesgos de fraude y de lavado de dinero involucrados, y qué pueden hacer los bancos para protegerse a sí mismos y a sus clientes.
El autor y poeta Paulo Coelho dijo una frase muy conocida: «Y cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo». Bueno, parece que alguien quiere billeteras digitales, y mucho.
Si la banca abierta en Europa no era suficiente para impulsar las billeteras digitales, añadamos la crisis de covid-19. El distanciamiento social aceleró dos transiciones que ya estaban en marcha: el paso del efectivo a lo digital y el paso de las operaciones con tarjeta a sin tarjeta. Ahora tenemos la convergencia de la adopción regulatoria y la adopción de los consumidores y los resultados son revolucionarios. Según Businesswire, el covid-19 multiplicará por ocho los pagos con teléfono entre los años 2020 y 2024, y eso solo en Estados Unidos. ¡A eso lo llamo conspirar para obtener un resultado!
Los consumidores valoran las billeteras digitales por la comodidad que brindan, pero su complejidad es lo que impulsa la comodidad. Las billeteras digitales no son un producto simple. Son diferentes a otros tipos de pago ya que ofrecen diversos canales o vías de pago en una entidad. De hecho, como se puede ingresar dinero a las billeteras y realizar operaciones fuera de ellas, no necesariamente se trata solo de un instrumento de pago.
Estas complejidades generan ciertas vulnerabilidades en lo que respecta al potencial de fraude y lavado de dinero, una convergencia a la cual nos referimos cada vez más como FRAML (fraude y antilavado de dinero, por sus siglas en inglés).
Uno de los principales problemas de seguridad es que es fácil esconder quiénes somos con las billeteras digitales. Podemos comprar un teléfono prepago, usar la información de una tarjeta de crédito o débito robada obtenida en la web oscura y cargarla sin problemas a una billetera digital. Los comerciantes, los bancos y los consumidores no conocen a la persona detrás de ese dispositivo móvil porque es prepago.
El dilema FRAML que plantean las billeteras digitales es similar a los problemas que enfrentan los bancos retadores. Los consumidores solicitan abrir cuentas en bancos retadores debido a lo fácil que resulta la experiencia. No tienen que brindar documentación ni visitar una sucursal física. Pero este tipo de comodidad también es lo que atrae a los delincuentes. Cuando un banco retador se lanza al mercado, debe estar preparado para una embestida de mulas de dinero.
Por desgracia, las billeteras tienen un perfil similar. Muchas de ellas son productos nuevos enteramente digitales y todos quieren ese tipo de comodidad, incluso los delincuentes.
Desde un punto de vista contra el lavado de dinero, a los delincuentes les resulta sencillo hacer que la billetera desaparezca después de que la han utilizado para lavar dinero. Solo tienen que deshacerse del teléfono. En cambio, con una cuenta bancaria, el banco tiene la obligación de guardar los datos por un periodo determinado.
Los bancos tienen que tener métodos de prevención de fraude y delitos que se puedan adaptar a todos los casos de uso de la billetera digital para mantener seguros tanto a las instituciones como a los consumidores. Estos casos de uso incluirán la apertura y la incorporación de la cuenta digital, la carga de las billeteras digitales, el pago a comerciantes y la agilidad para permitir nuevos productos, tales como los préstamos, para tener la posibilidad de vencer a las billeteras.
Además, es fundamental tener una plataforma que no solo prevenga el FRAML, sino que también garantice que su institución no lo está permitiendo. Los reguladores y los clientes no quieren escuchar que detuvo el fraude en su empresa, pero que su producto lo posibilitó para todos los demás.
Las estrategias de fraude más antiguas no funcionan con las billeteras digitales
Las estrategias de fraude tradicionales no funcionan con las billeteras digitales por diversos motivos. Primero, las billeteras digitales, por naturaleza, atraen clientes interesados en la facilidad y la comodidad. Los clientes que no se unen a una estrategia de prevención de fraude punitiva tienen altísimas tasas de declive. Esa es la fórmula para perder clientes, lo cual es una posibilidad real dado que las billeteras digitales no son, ni de cerca, tan delicadas como las cuentas bancarias. A menudo, los clientes habilitan depósitos directos y otras funciones, lo que vuelve a las cuentas bancarias considerablemente más delicadas que las billeteras digitales.
Segundo, las soluciones tradicionales perfilan clientes según los datos de pago y el código de categoría de comerciante (MMC, por sus siglas en inglés). Dicho enfoque no funciona en las billeteras digitales porque las billeteras solo muestran las operaciones de la billetera, no las operaciones del comerciante. Por ejemplo, digamos que compramos sándwiches de pollo en la Tienda de Sándwiches de Juan y utilizamos Paypal para pagarlos. La Tienda de Sándwiches de Juan no aparece en nuestro resumen. En cambio, la operación figura como «Paypal». Con las billeteras digitales, no siempre se obtiene la lealtad comercial real porque el proveedor de la billetera puede bloquear dicha información.
Por último, no solo se trata de que no se puede ver la información, sino que la información se vuelve turbia. Uno de los peligros de seguir usando tecnología antigua es que descubrirá que su perfilamiento de clientes se vuelve cada vez menos sofisticado. Eso se debe a que no se puede combinar cómo opera el cliente con la billetera digital con cómo opera con la tarjeta. Incluso al usar el mismo comerciante en ambas instancias, puede que no se puedan combinar los datos. Entonces, por ejemplo, si usa el mismo comerciante con distintos tipos de pago, salvo que lo controle a nivel del cliente, su perfilamiento empeorará y su tasa de detección también se verá perjudicada.
El aprendizaje automático y numerosas fuentes de datos protegen las billeteras digitales.
La inteligencia artificial, en particular, el aprendizaje automático, consume diversas fuentes de datos y puede llenar el vacío que deja la naturaleza oculta de las billeteras digitales. En este sentido, el aprendizaje automático le permite tener una visión integral de las operaciones, los clientes y los tipos de pago en una cartera de clientes en general en lo que es un entorno veloz.
Para una experiencia de billetera típica, los consumidores cargan la información de pago en sus dispositivos. La información incluye los números de la tarjeta o la cuenta, además de información de identificación personal. Luego, el banco categoriza al cliente mediante el uso de algún sistema de riesgo alto o rojo; riesgo bajo o verde; o riesgo medio o amarillo. Algunos bancos le envían al cliente notificaciones emergentes a través de la aplicación móvil. Algunos bancos envían mensajes de texto para una autenticación adicional. Sin embargo, otros bancos obligan a sus clientes a llamar y brindar los datos de sus tarjetas a una respuesta de voz interactiva. Sin importar cuál sea el proceso que siga el banco, este es el momento de la verdad en cuanto al riesgo.
En esta parte del proceso, las instituciones financieras tienen que aprovechar la información de dispositivo que le ofrece un proveedor de servicios de confianza digital. El proveedor de servicios de confianza digital inquiere la salud y la higiene de cada dispositivo, además de la conexión. Luego, aporta dicha información a un lago de datos para la interpretación de normas y la evaluación de riesgo. Acto seguido, comienza a generar el perfil del dispositivo móvil. ¿Es John Black y está accediendo al dispositivo desde Alameda, CA? ¿O es Jonathon Black que reside en Alameda, CA, pero el dispositivo se encuentra en East Sussex? Eso es un riesgo alto. Al incorporar esta información en el perfil, ya sea que se trate de transacciones de comercio electrónico o POS, se crea un perfil y un puntaje de riesgo más completos y precisos.
El aprendizaje automático aprovecha muchas fuentes de datos para incrementar los datos digitales, los combina con los datos de transacciones y los vuelve a cargar en la plataforma para crear una vista de 360 grados del riesgo asociado al usuario, el dispositivo y la transacción en sí misma.
Otra cita de Coelho no tan conocida dice: «La vida siempre fue cuestión de esperar el momento adecuado para actuar». La tecnología, las circunstancias y la regulación han convergido en un punto en particular: ahora es el momento de las billeteras digitales. Los dueños o los fabricantes de las billeteras, los comerciantes minoristas en cierto modo, necesitan garantizar que tienen una buena base para hacer realidad esta oportunidad. En resumen, ahora es el momento de actuar.
¿Está preparado para ahondar en la conversación sobre billeteras digitales? Vea el webinario grabado de MoneyLive «Prepararse para la siguiente etapa de disrupción de las billeteras digitales en una era dirigida por los teléfonos», con líderes de Danske Bank, Feedzai, Vipps y Virgin Money.